Friday, April 06, 2012

Remembering Zihuatanejo

As I was playing with iTunes today, I came across this song that reminded me of my first experience living in Latin America in 2002.

I went to work as part of the co-op program at my university, supposedly to gain an international perspective to working in Information Systems. What I came back with was the certainty that I didn't want to be a techie anymore and that there were much more rewarding and worthwhile things I could do in life.

When I arrived, there were no computers.  No projects waiting.  In order to stave off boredom and feel "normal," I found a beach-side church service in English, which led to volunteering with kids in the shantytowns surrounding Zihua and teaching English.  That, along with living a couple of blocks from the pier and in walking distance of the beach, made 5 months in Zihua bearable.  


I had already added Spanish as a second major at that point, but had never considered teaching. One of my Spanish teachers (thanks, Carlos Gutierrez) suggested going for a Masters.  I started volunteering as an English teacher in Lower Price Hill in Cincinnati, which led to AmeriCorps, which did indeed lead to my M.Ed. and teaching abroad.  It makes me feel hugely indebted to him, and to other past teachers and professors that helped me to believe that I could do these things (which in turn makes me want to be able to do the same for my own students, another story completely).

See more in the album. Not sure why I can't insert whole Picasa albums anymore.

I also came across this essay that I wrote for who knows what class.  I had to read it, then read it again.  Did I really write this?  Did I have such a voice in Spanish?  Even though Spanish is such a part of my daily life at this point, I don't have (or don't choose to have) many opportunities to write creatively in Spanish anymore. 

La primera vez que yo vi a Zihuatanejo fue del aire. Mirando bajo de las nubes, las playas extendían a los dos lados de mí, al punto que no podía ver donde iban o terminaban. El Pacifico es un azul oscuro y profundo, que cambia a una turquesa que brilla bajo del sol fuerte. Atrás de la arena y el mar había acres de palmas y todavía mas lejos, las cumbres redondas y verdes de la Sierra Madre. 

Pues, Zihua es muy bello del avión, pero muy caliente cuando estabas en la tierra. Cuando preguntaba a la gente cual era el mes mas pesado por calor, yo creía que recibí doce respuestas diferentes. No había un día en que no pensaba en el calor que estaba haciendo. Mi departamento estaba en el centro del pueblo, en el mismo edificio que muchos de los doctores del área y un cantabar. Muchos de los edificios son construidos de cemento, o una combinación de ladrillo y cemento, y más cemento. Y no es un trabajo bueno—los constructores en Zihua no tenían mucha paciencia ni talento ni creatividad para lo artístico. Lo que resulta es un paisaje de edificios cuadrados, pintados con todos los colores de un arco de iris. Cualquier combinación de colores podía ser aceptable en Zihuatanejo. Lo más popular en esta región es la combinación de una naranja oscura con azul como el color del mar en los meses calientes. Muchos paredes contienen las sologans de los partidos políticos locales: el PRD, “Con Amador es mejor,” o el PRI, “Bolívar Navarrete, Zihuatanejo, No le vaya atrás.” 

La música es una competición en Zihuatanejo. No faltaba un día en que no escuché por lo menos tres canciones diferentes, al mismo tiempo, competiendo a ver quien tenía el sistema de sonido más poderoso. Podía ser una combinación de cumbia, ranchero y grupera, personas aullando los líricos a una balada a las tres de la mañana, o un grupo de mariachis tocando en la playa.


Por todos lados era obvio que estabas en un paraíso tropical. El olor de la sal siempre estaba en el aire, junto con los olores de los restaurantes con “comida corrida” que estaban enfrente de mi apartamento. Comida corrida, pues, no fue corrida en términos americanos. Había la taqueria que vendía todos los partes de la vaca, y las pozolerías, cuales siempre estaban llenos en jueves, el día del rico pozole. A unos metros al norte de mi departamento estaba el mercado que vendía todos los tipos de frutas y verduras que son imaginables y algunos que no son. En el mercado uno se puede comprar la cabeza de un cuche y pollos enteros hasta ropa para la familia. Habían tienditas que venden aguas frescas: de coco, de jamaica, de tamarindo, de horchata. 

Lunch at the taqueria